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Los abuelos que no se aburren: salud mental de adultos mayores en Costa Rica da pistas sobre nuevos estilos de envejecimiento

Más activos: los expertos advierten que pasatiempos más tradicionales, como los juegos de mesa, quedan de lado para dar paso a las actividades fuera de casa.

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Los abuelos que no se aburren: salud mental de adultos mayores en Costa Rica da pistas sobre nuevos estilos de envejecimiento
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Fueron una de las principales preocupaciones durante la pandemia: podrían ser más vulnerables al enfermarse, muchas de las restricciones tenían que ver con ellos y recibieron las primeras vacunas.

Pasada la emergencia sanitaria, sin embargo, los adultos mayores emergieron con un nuevo perfil que ya no se parece al de antes.

El grupo de mayores de 65 años representa cada vez un porcentaje mayor de la sociedad, en la que han encontrado nuevos nichos para aportar.

Así lo señala la nueva edición del Informe sobre la situación del Adulto Mayor, publicado por la Cátedra de Envejecimiento y Sociedad -a cargo del Observatorio del Desarrollo y la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica-.

Analizando los resultados de las últimas Encuestas Nacional de Uso del Tiempo, los expertos advierten que pasatiempos más tradicionales, como los juegos de mesa, quedan de lado para dar paso a las actividades fuera de casa.

Pero más allá del impacto individual, estos nuevos panoramas de envejecimiento dejan de lado el concepto del retiro. Por el contrario, las actividades emprendidas por este grupo ya no tienen solo efecto en lo personal sino que trascienden a lo social.

"Cada vez se supera ese concepto de que la persona adulta mayor es pasiva, inactiva, carente de roles importantes. Ha comenzado a integrarse activamente a la sociedad", detalla Carlos Murillo, Director del Observatorio.

"De manera voluntaria ha comenzado a participar en una serie de espacios no solo cómo reconocimiento al aporte del desarrollo humano, social, político, económico, ambiental, entre otros. ", agregó.

Un ejemplo para la Salud Mental

La cosecha de los adultos mayores más activos se nota desde ya y uno de los impactos principales está en la salud mental.

"Sin duda este grupo de mayores de 65 años ha mostrado una resiliencia significativa; que no se observa en todos los países producto de esa participación en actividades comunitarias y voluntarias", detalla Murillo.

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Este aspecto también lo han seguido las mediciones del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR en el contexto de la pandemia. Al respeto, se ha hallado una mejor respuesta de las personas mayores conforme fue pasando la peor parte de la crisis.

La doctora Ana Jurado, coordinadora del estudio, mencionó días atrás que hay todo un tema con los insumos que se adquieren con las experiencias de la vida.

"Las personas adultas mayores parecen tener una mayor resiliencia a temas de salud mental, a más edad la salud mental parece estar mejor", analizó.

"Las personas adultas mayores ya han vivido muchísimas situaciones. Han tenido que enfrentar muchísimas dificultades, entonces tienen muchas más herramientas y tienen muchas más estrategias de afrontamiento", complementó.

Los retos: garantizar seguimiento y abarcar a quienes tienen problemas

Actualmente el país cuenta con cerca de medio millón de adultos mayores. Para el 2040 -en menos de dos décadas- la cifra podría ascender al millón y, antes del 2060, sobrepasar el millón y medio.

Con la baja en la natalidad -el país ya está en el rango de "ultrabaja fecundidad"- ese grupo además representará un porcentaje cada vez mayor de la población.

Tales proyecciones generan también una preocupación clave en garantizar, desde las políticas públicas, los espacios de participación. Aparejado a ello viene el reto de la calidad de vida para el envejecimiento.

"El vivir una vejez digna, autónoma e independiente es fundamental  en el estilo de vida del Siglo XXI. Tal vez en el siglo pasado, hace unas 4 o 5 décadas la visión de ser persona mayor de 65 años tenía una visión de otras características", acota Murillo.

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Aunque será parte de la próxima entrega del informe sobre adultez mayor, el tema de la discapacidad en ese estado de la vida ya genera un llamado de atención.

Según la información del ODD, 35% de personas mayores a 65 años presentan algún tipo de discapacidad; además, el 40% de las personas con discapacidad severa son adultos mayores. El grupo se divide entre quienes han tenido la situación a lo largo de su vida y quienes pierden alguna habilidad con el paso de los años.

Por ahora se sabe que la situación es más amplia en las zonas rurales y en las mujeres.

También se pone como una condición esencial la meta de una cobertura total de los seguros sociales, sobre todo por su impacto en otras áreas.

"Entre más se prevengan condiciones de salud, entre más se prevenga la calidad de vida, menos hay que recurrir a los sectores de atención médica y esto permite generar un crecimiento importante en la sociedad", suma el experto.

No es lo mismo un adulto mayor de 65 que de 90

Cuando se habla homogéneamente de una "tercera edad", se están pasando por alto diversos factores vitales que ocurren luego del cumpleaños número 65.

El geriatra Fernando Morales, decano de la Facultad de Medicina, resalta como el sector poblacional tiene subdivisiones; y sobre todo, los de edad más avanzada necesitan atención especializada y pronta.

Apunta también a que las propias personas mayores están con un llamado a reclamar los derechos que diversas leyes y tratados internacionales les han reconocido pero que aún no llegan a todo su desempeño.

"El adulto mayor de los próximos años tendrá que ser mucho más activo, mucho más propositivo, y más independiente", mencionó.