Lucía Sánchez
En el 2018 se presentó la Razón de Mortalidad Materna (RMM) más baja de los últimos años: 1,61 defunciones por cada 10 mil nacimientos. Este es uno de los indicadores demográficos de la última publicación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La RMM es la relación entre las muertes maternas ocurridas en un año entre la cantidad de nacimientos en el mismo periodo de tiempo, por cada diez mil nacimientos. Dichas defunciones están asociadas al estado de embarazo, parto o puerperio de la mujer.
Las provincias que tienen el dato más alto de RMM, según el informe “Mortalidad materna y su evolución reciente 2017” del INEC, son Limón (3,93) y Guanacaste (3,52). Por su parte, Cartago y Puntarenas no registraron muertes maternas.
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Estas defunciones se dividen en dos: muertes obstétricas directas e indirectas. La clasificación se hace para análisis y acciones de salud pública.
El 62,5% de los fallecimientos maternos en el 2017 fue por muertes obstétricas directas. Estas son las que ocurren por complicaciones obstétricas durante el embarazo, en el parto o puerperio.
También puede suceder por “intervenciones, omisiones, tratamiento incorrecto, o de la cadena de eventos que llevó a cualquiera de los antes mencionados”, según el documento de mortalidad materna del 2017.
Por su parte, las muertes obstétricas indirectas, se dan por enfermedades que la mujer ya padecía, o bien, porque se presentaron durante el embarazo. En el 2017, esta causa presentó el 37,5% de las defunciones.
Factores de riesgo
Las condiciones de vida pueden hacer que las mujeres sean más vulnerables. Entre los factores que influyen están las características sociales, económicas y culturales de las mujeres.
También puede afectar la maternidad “avanzada”, que, de acuerdo con Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) es a partir de los 35 años. Según el informe de mortalidad materna, esto se “potencializa” con elementos nutricionales y físicos.
Otro factor es la condición económica de la mujer. De 16 mujeres fallecidas en el 2017, 11 no tenían un trabajo remunerado.
“El contar con un trabajo remunerado generalmente facilita a las mujeres el ejercicio de la autonomía económica”, se detalla en el informe.
Las mujeres inmigrantes tienen un elemento particular: su condición. Ellas pueden estar limitadas al acceso a la salud, en especial cuando son “irregulares”. Además, ser extranjeras les puede dificultar la vida digna, están expuestas a jornadas extenuantes, tienen pocos recursos económicos y temen ser deportadas.
Otros indicadores demográficos
La publicación del INEC también reveló que aumentó la esperanza de vida al nacimiento. En el 2008 era de 79,3. Diez años después se incrementó a 80,3.
Sin embargo, la tasa mortalidad infantil (TMI) creció. En el 2017, la TMI era de 7,93. El año anterior fue de 8,37. Este indicador muestra el número de muertes de niños con menos de un año de edad, en un periodo de tiempo.
Además, la tasa de crecimiento natural por cada mil habitantes ha decrecido gradualmente. En el 2008, el dato era de 1,30. En el 2018 disminuyó a 0,89. Esta tasa mide el aumento de la población, excluyendo las migraciones.
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Lucía Sánchez
