Turning Points

Perspectiva mundial: El pasado está presente

Por Dawoud Bey El asesinato de George Floyd ocurrió justo después de que había pasado varios meses fotografiando entornos de…

Por Redacción El Observador

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Perspectiva mundial: El pasado está presente
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Dawoud Bey. (Sean Kelly) Turning Points

Por Dawoud Bey

El asesinato de George Floyd ocurrió justo después de que había pasado varios meses fotografiando entornos de antiguas plantaciones en Luisiana. En ese momento ya había tenido que dejar de tomar fotografías y confinarme debido al COVID-19. Para mí, la muerte de Floyd a manos de un policía blanco se reflejaba en la historia arraigada en los escenarios donde había estado esos meses y sacaba a relucir nuevamente esa historia de violencia gratuita y desprecio por la vida de la comunidad negra.

Pero, en esta ocasión, el mundo había respondido con una indignación que indicaba que el continuo desprecio por la vida negra y sus diversas y recurrentes manifestaciones contemporáneas ya no se tolerarían ni se ignorarían. Regresar a Luisiana recientemente solo reforzó mi opinión de que olvidamos la historia bajo nuestro propio riesgo y que traerla a la memoria —como hago en mi trabajo— nos mantiene alerta y receptivos a la presencia de esos horribles fragmentos del pasado, los cuales, de ser ignorados, pueden regresar a atormentarnos otra vez.

En 2019, el año previo a la pandemia, pasé un tiempo considerable en Luisiana alimentando el trabajo que hago como artista y fotógrafo, buscando crear una conexión con la historia afroestadounidense y las formas en que esas tensiones y traumas inherentes no solo nos remiten al pasado, sino que también resuenan en nuestro momento contemporáneo. El largo año de cuarentena autoimpuesta que le siguió me permitió tener el tiempo y el espacio para reflexionar de forma aún más profunda sobre lo que mi labor podría significar en la actualidad.

Investigué y luego empecé a tomar fotografías en diversos parajes de las plantaciones Evergreen, Destrehan, Laura, Oak Alley y Whitney y sus alrededores, en las orillas occidentales del río Misisipi. La elección de estos lugares —los cañaverales, las cabañas, los pantanos y los árboles— refleja mi deseo de lograr que los sitios de la relación fundacional entre Estados Unidos y sus ciudadanos negros tengan más resonancia y, en el proceso, seguir haciendo que esa problemática relación esté presente en las conversaciones actuales sobre temas raciales.

Al igual que la historia a menudo puede explicar el presente, también lo hace la narrativa de la explotación violenta e inhumana de los negros esclavizados, una fuerza laboral cautiva y no remunerada que se reclutaba para trabajar las tierras de las plantaciones estadounidenses. Desde esa relación, en la que las vidas negras fueron explotadas, consideradas prescindibles y no merecedoras de la compasión humana más básica, se puede trazar una línea recta hasta el asesinato de Floyd. Su despiadado homicidio, cometido por un policía de Minneapolis, hace eco de la brutalidad y crueldad que los afroestadounidenses esclavizados sufrieron a manos de sus capataces en las mismas plantaciones que estaba fotografiando.

Tras estar alejado del entorno de las plantaciones de Luisiana durante más de un año, finalmente pude regresar a esos sitios y reanudar mi labor. Con todo lo que había sucedido desde mi última visita, la necesidad de estar allí se sentía aún más apremiante. Me hizo preguntarme si la respuesta global al asesinato de George Floyd indica que, más de un año después, estamos en una posición muy diferente como país.