Rodrigo Díaz
En abril de 2019 fue la última vez que los costarricenses vieron al Nazareno hacer su recorrido por las calles de su comunidad, en conmemoración de la Pasión de Jesús en su camino al calvario.
Desde entonces, esta imagen y muchas otras que los feligreses cargan durante la Semana Santa quedaron guardadas. Un año después, por disposiciones de las autoridades sanitarias ante la llegada de la pandemia a Costa Rica, los templos se cerraron y no se permitieron las tradicionales procesiones.
Tampoco se autorizaron actividades masivas fuera de los templos en 2021. Fue hasta el pasado 28 de febrero cuando la Conferencia Episcopal anunció oficialmente que este año si se permitirán las procesiones, seguidas por miles de fieles de la Iglesia Católica.
Esto se hizo tras la petición al Ministerio de Salud para incluir a las procesiones dentro de las actividades masivas. Así quedó establecido en la disposición MS-DM-2030-2022.
Ante ello, todas las parroquias del país pudieron organizarse de nuevo para darle lucidez a las actividades ceremoniales de la Semana Mayor.
Aunque los preparativos iniciaron hace semanas y desde el sábado ya se realizaron algunas representaciones, es este día que inicia formalmente con el Domingo de Ramos y la procesión de las palmas, que conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Esta actividad suele llevarse a cabo en horas de la mañana, y en el caso de la Catedral Metropolitana, esta inicia a las 9:30 a.m.
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Protocolos
Monseñor José Manuel Garita, obispo de Ciudad Quesada y presidente de la Conferencia Episcopal, dijo el día que se autorizaron las procesiones que serán necesarios los cuidados de los feligreses.
Es por ello que, aunque los templos ya permiten un aforo del 100%, seguirá siendo obligatorio el uso de la mascarilla.
“Deseamos que podamos vivir una Semana Santa de la mejor manera posible, teniendo en cuenta el misterio central de nuestra fe como es la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús”, declaró Garita.
Para el Obispo, el aval para las procesiones será de gran ayuda para cientos de creyentes que requieren un avivamiento espiritual.
Otro de los cambios que se darán este año es que quienes deseen comulgar recibiendo la hostia directamente en la boca, podrán hacerlo.
“Deberá hacerse en una fila aparte, dispuesta con los respectivos cuidados sanitarios en cada templo”, precisó el representante.
Cuando llegó la pandemia y volvieron los actos religiosos, se hizo obligatorio que en el acto de comulgar la persona recibiera la hostia en sus manos.
Rodrigo Díaz
