Paula Ruiz
Ni siquiera las delegaciones policiales están representando un freno para que los sicarios se abstengan de cometer sus delitos.
Dos hechos recientes dan cuenta de ello: uno sucedido el 29 de setiembre frente a la escuela Ujarrás, en Llanos de Santa Lucía, en Paraíso de Cartago cuando asesinaron a un hombre. Había una delegación a los 75 metros del hecho.
Mientras tanto, el domingo 22 de octubre en la plaza de Deportes de San Miguel de Santo Domingo de Heredia, dos hombres a bordo de una motocicleta, interceptaron a un hombre que caminaba por la acera, con el objetivo de matarlo. La delegación policial estaba a unos 50 metros del lugar de los hechos.
Para Mario Zamora, ministro de Seguridad Pública, “la delegación por sí misma no genera ninguna actuación desde respuesta policial”.
“Incluso cuando muchas veces las comunidades nos han consultado que quieren delegaciones yo les digo: miren, usted lo que necesita son patrullas y policías en la calle porque la delegación por sí misma no hace ninguna acción defensiva ante la criminalidad”, confesó el jerarca.
El criminólogo Erick Villalba cree que el hecho de exponer las necesidades de las fuerzas policiales -que va desde requerimiento de personal, armas, vehículos, botas, automóviles, motocicletas, alimentación, entre otros- además de generar una desventaja frente al crimen organizado, también los alerta sobre las condiciones en las que están los uniformados.
“Esto ha generado, que los delincuentes no le tengan miedo a la policía, a los delincuentes no les interesa si hay una delegación a la par o si al que hay que matar es a un policía, ellos no tienen miedo porque saben de las carencias o la falta de recursos que en este momento están viviendo nuestras fuerzas de policía”, explicó.
OBSERVE MÁS: Niños heridos y muertos por armas de fuego en el país: en promedio se ha atendido un caso cada mes este 2023
¿Estudian el entorno?
La criminóloga Lauren Gordon consideró que quienes se dedican a matar personas de previo estudian las rutas por las que pasarán después de cometer el acto, con tal de evitar la presencia policial.
A ello se suma que las delegaciones situadas en comunidades muchas veces tienen pocos oficiales y, por lo tanto, cuando estos deben realizar patrullaje, los lugares quedan solos o con un policía a cargo.
“Existe la posibilidad de que al estudiar al elemento que se desea eliminar, se estudie al entorno, ellos realmente saben lo que están haciendo, entonces le garantizo que ellos también están verificando la posibilidad de acción y no solo eso, están verificando la respuesta de las autoridades policiales”, concretó la experta.
A lo anterior, se suma el conocimiento de que los oficiales tienen pistolas de 9 milímetros, mientras que los asesinos portan armas AK-47, Uzi, AR-15, entre otras.
“Le garantizo que ellos ya revisaron las posibles rutas para librarse. Bueno, la delegación está aquí, pero nos vamos a venir por este lado del lugar, al norte, oeste, totalmente opuesto adonde podrían estar en ese momento las delegaciones”, ejemplificó Gordon.
Al igual que Villalba, coincide con que los sicarios al saber que los policías no cuentan con armas como las de ellos, no tienen a veces la disponibilidad de vehículos para perseguirlos y la cantidad de policías por delegación es mínima. “¿Quién va a sentir temor de eso? Nadie, porque estamos mostrando una gran incapacidad para poder abordar un hecho de estos”, cuestionó la criminóloga.
En lo que no coinciden es en la labor de inteligencia, dado que para Villalba, no la hay.
“El sicario se concentra tanto en asesinar, que muchas veces no hace un trabajo de inteligencia previo él no va a ver donde está la delegación ni cuantos policías ni cuántas patrullas tienen, a él no le interesa si hay una escuela, un colegio, un hogar de ancianos o una institución pública”, consideró.
El ajuste de cuentas es la principal razón de los homicidios en Costa Rica. Datos revelados por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) señalan que al jueves 02 de noviembre, 500 asesinatos fueron por esta motivación.
Continúan los casos de discusión o riña que dejan 98 muertes en lo que va del año, seguido de la categoría de comisión de otro delito con 65.
Hay 62 casos todavía no determinados, 20 por violencia doméstica, 7 relacionados con que se buscó repeler la actividad criminal, 4 catalogado como profesional y 3 sexual.
No se respeta nada
El martes 20 de junio, dos sujetos ingresaron al Centro Integrado de Educación para Adultos (Cindea) y asesinaron a una mujer de apellido Torres de 42 años mientras estaba en una de las aulas junto a compañeros, recibiendo clases.
Desde ese momento, para Zamora, quedó demostrado que el sicario irá hasta donde esté su víctima, sin importar nada más.
“Entonces, eso nos demuestra que los sicarios están yendo físicamente adonde están sus víctimas, entonces ¿Qué hace un sicario? Hace una investigación en el cual aplica mecanismos para saber que la policía no está cerca y poder actuar”, especificó el jerarca policial.
A su criterio, hay sicarios altamente profesionales en el país tal cual fue el caso de un hondureño detectado en Limón, con pasado militar.
Al momento de ejecutar a sus víctimas, dejan las escenas limpias lo cual es sinónimo de “mano profesional”.
Además de estarse matando entre bandas rivales, el ministro indicó que ahora están estudiando el ajusticiamiento de miembros de una misma banda que se negaron a vender droga.
“Se está estudiando desde el punto de vista policial porque eso demuestra un incremento de la violencia, de las bandas, no solo ya contra otras por lucha de territorios, sino también frente a sus propios miembros cuando de pronto por esta crisis de homicidios que hay, hay gente que quiere retirarse y la banda no se lo permite”, explicó Zamora.
Los criminólogos más bien creen que aquí no hay sicarios profesionales como nos acostumbraron a exponerlos en películas o series, según Villalba.
“En Costa Rica, el sicario, como dicen popularmente, se ciñe en su objetivo y lo único que le interesa es matar a la víctima, a quien le están pagando por matar”, afirmó el experto.
Para él, los homicidas solo tienen información básica relacionada con: “su víctima está en tal lugar y a tal hora” y por tanto, su único objetivo es matar, sin importar tampoco, las víctimas colaterales.
Si no cumple su trabajo, los líderes de organizaciones criminales podrían sancionar al sicario, incluso con su propia muerte.
Hasta el 11 de octubre, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) contabilizó alrededor de 27 víctimas colaterales que estaban en el lugar y momento equivocado.
“En algunos de los últimos eventos los hemos visto en zonas más populosas, cerca de escuelas, colegios, donde -y en algunos casos- hemos tenido víctimas colaterales.
“Andamos alrededor de 26,27 víctimas colaterales y esto es preocupante, porque todos son seres humanos, los buenos y los malos. Pero la vida tiene que verse como el bien más preciado y no importa quién muera, siempre debe ser de atención y preocupación para todos”, dijo Michael Soto, Subdirector del OIJ ese día.
Por su parte, Gordon considera que en el país lo que operan son asesinos a sueldo.
OBSERVE MÁS: Costa Rica registra 26 víctimas colaterales de homicidios; cifra casi cuadruplica la de hace dos años
