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“Solo las que hemos vivido esto sabemos como se sentía ella”, dice vecina de Kimberly en medio de consternación en San Luis de Santo Domingo

Muerte de Kimberly Araya, madre de tres hijos, sorprende a comunidad.

Por Josué Alvarado

Tiempo de Lectura: 5 minutos
“Solo las que hemos vivido esto sabemos como se sentía ella”, dice vecina de Kimberly en medio de consternación en San Luis de Santo Domingo
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Este sábado 27 de abril volvió la normalidad a San Luis de Santo Domingo de Heredia, específicamente a la comunidad de Pará. Por una semana los cuerpos policiales y los medios de comunicación tomaron la estrecha calle que lleva a la casa de Kimberly Araya Granados, la mujer de 33 años que se sospecha habría sido asesinada por su esposo.

Pero su cuerpo apareció este viernes, en el cerro Zurquí, a pocos kilómetros de donde vivía. De hecho, la comunidad donde está ubicada la casa es fría y ventosa, con un clima muy similar al del Parque Nacional Braulio Carrillo. Y con esto, los policías se fueron y también la prensa. Pero la consternación entre las vecinas persiste.

Esta es la estrella calle principal de la comunidad de Pará, en San Luis de Santo Domingo de Heredia (Josué Alvarado/El Observador).

“Yo en mi caso nunca he vivido algo tan cerca. He visto el de Andrea, el de Eva, los vi de lejos, pero ya a cuatro casas de mi casa es increíble. Me pasa porque la cabeza que tal vez uno estaba durmiendo y no sabe que le estaba pasando a ella”, comentó Natali Benavides a El Observador.

Una de las vecinas que vive más cerca de la casa de la familia de Kimberly, Yanury Naranjo, dice que hace 46 años está en ese mismo punto y nunca había pasado algo similar.

Comentó que tenía muy poca relación con la víctima, porque de por sí la familia en general no tenía tanto intercambio con la comunidad. El esposo, quien ahora está siendo investigado, sí era más conocido por andar por el barrio y saludar a las personas, ” humilde y alegre”, cuentan varias personas de las consultadas durante este artículo.

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Entrada a la servidumbre donde vivía Kimberly (Josué Alvarado/El Observador).

“Estamos todos consternados. ¡Qué barbaridad! Para todo hay solución menos para la muerte y un muchacho tan joven”, comentó Aida Barquero, quien transitaba por el centro de San Luis.

“Dejó a sus hijos sin mamá y sin papá. Ahora él va para la cárcel y ella para el cementerio. Es una injusticia niños tan pequeñitos”, añadió.

A pocos metros de la casa de Kimberly quedan algunos rótulos de su búsqueda. (Josué Alvarado/El Observador).

“El miedo me manejaba”, dice vecina víctima de agresión física 20 años atrás

Por ahora solo hay un sospechoso de la muerte de Kimberly: su esposo. La fiscalía investiga el caso como femicidio y pidió medidas cautelares contra él. La audiencia en la que se determinará cuales medidas se le dictarán inició este sábado 27 de abril.

“Yo les puedo decir que tenemos todo el elenco probatorio para imputar a esta persona (el esposo)”, dijo el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga.

El hombre es de apellidos Pérez Mena, de 39 años y está detenido desde el 25 de abril.

Una de las vecinas de San Luis que conversó con El Observador dijo entre lágrimas que lo ocurrido con Kimberly le recordó lo vivido hace algunos años atrás con su pareja.

Contó su experiencia, fue grabada solo en audio y prefirió que su identidad no fuera revelada. Para efectos de este artículo se llamará Alejandra.

“El miedo me manejaba, no me dejaba estar tranquila. Saber cómo me vestía, me criticaba, si me maquillaba los labios, también. Era esto y lo otro. Era agresión física y psicológica”, comentó.

“Supe lo que fue estar yo con une hebilla en la panza (marcada del golpe)”, contó.

“Él llegaba del trabajo, a uno le entraban nervios, no sabe qué hacer, decirle los hijos que se queden quietos para no molestarlo”, dijo.

Pero un día la agresión escaló a tal nivel que intentó apuñalarla.

“Saber que hace unos años tuve el puñal en mi garganta, como dos o tres veces luchando para que la punta del puñal no me entrara en la garganta. Ahí fue donde ya vi”, dijo.

“A mi me dolió mucho ayer que supe eso porque solo las que hemos vivido eso sabemos como se sentía ella. Van a ser 24 años que yo vivía en una relación así”, señaló.

Natali Benavides dijo que más que consternación por la muerte de una persona el sentimiento es de “dolor como mujeres por lo que está pasando”.

“Es increíble que nos maten así nada más por celos o por las situaciones que sean”, comentó.

Iglesia de San Luis, en Santo Domingo de Heredia. Se ubica a escasos 400 metros de la casa de Kimberly Araya (Josué Alvarado/El Observador).

Romper el miedo y hablar con alguien de confianza

La historia de Alejandra sigue el mismo día de la agresión, pero 10 minutos después. Cuenta que su pareja, en ese entonces, la agredía pero al poco rato estaba “como si nada”.

“A los minutos después de que pasó eso (la amenazó con el puñal) él siguió la vida normal, como si no pasó nada conmigo”, comentó.

Espero unos minutos y llamó a la policía e interpuso la denuncia. Esa fue la última vez que estuvieron juntos y cree que es lo que hoy la tiene con vida.

“No aguantar, a la primera uno salir corriendo de ahí. Buscar las señales y no aguatar celos ni nada de esas cosas. Esta es una relación que quien sabe cuanto tiempo tenía así y tal vez había miles de señales y la muchacha por sus hijos o por estar en una casa aguantó miles de cosas”, comentó Natali Benavides.

“Que hablen, que no se callen, que si tienen que alejarse que se alejen, pero que no esperen a que pase una tragedia como esta que pasó ahora”, dijo Yanuri Naranjo.

“Si ya no quería a la muchacha o la muchacha decidió tomar esa decisión (separarse) él tenía que irse con los hijos, verdad, no cometer esa locura”, señaló Aida Barquero.

“Debe haber más chicas en esta situación; que no tengan miedo” 

Karla Morán, panadera del centro de San Luis, considera que la clave está en la comunicación con las hermanas, amigas, la mamá. Pero también cree que hay una responsabilidad de las municipalidades y el Gobierno.

De las primeras en contar con grupos para que las mujeres puedan hablar y expresarse entre ellas, donde encuentren un sitio de apoyo si es que no lo tienen cerca.

A pocos metros de la casa de Kimberly quedan algunos rótulos de su búsqueda. (Josué Alvarado/El Observador).

Y del Gobierno, porque considera que deberían de hacerse reformas a la ley para que se provea de mayor protección a la mujer.

“Debe haber más chicas en esta situación que no tengan miedo, que hablen ahora. Ahorita yo como mamá pienso en los niños que quedaron sin su mamá. Sería bueno que se les quite el miedo, que hablen, si tienen algún pensamiento sobre su pareja que en el algún momento los pueda agredir es mejor hablarlo con alguien, con la persona de más confianza”, señaló.

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