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Popcorn506 para El Observador
Se ha convertido en la sensación del verano en Estados Unidos. Al menos, en la sensación sorpresa, con unos resultados que han llegado a superar a los de un grande como Indiana Jones.
Y es que, a pesar de que era una película con visos de convertirse en legendaria debido a los problemas con su estreno y distribución, nadie esperaba unas cifras y repercusión como las obtenidas.
Obviamente, el éxito de las películas, sobre todo en época de verano, puede tener diversas razones. Y somos conscientes de que las razones para que Sound of Freedom haya dado tanto que hablar no son las más tradicionales. Pero, qué más da. Al contrario, todo esto le añade diversión, debate, discusión, enriquecimiento y ya veremos qué más cosas.
Pero en lo que aquí nos concierne, vamos a tratar de hablar de ella en términos cinematográficos. También en todo el contexto que la ha rodeado y que ha influido en lo que ahora percibimos de ella.
La historia y el mensaje
Para los que no lo sepan aún, Sound of Freedom cuenta la historia supuestamente real de un agente del gobierno que arresta a un pedófilo y comienza un operativo para desmantelar una red de pedófilos.
Hasta aquí, todo correcto. Es una premisa atractiva y verosímil, en la que se expone un mensaje noble.
Además, la dirección de Monteverde, que ha contado con buenos medios y actores de primer nivel, hace que la historia resulte más accesible para los espectadores. Esto permite no solo presentarla como una obra digna, sino también como algo más eficaz a la hora de transmitir el mensaje.
Ahora bien, en esto no hay nada nuevo ni diferente del resto de las películas. De hecho, siendo honestos, tampoco hay nada demasiado destacable en ella. Se podría decir que es una película normal, del montón, en la que hay aspectos atractivos, como alguno de los actores principales (Jim Caviezel o Mira Sorvino), y que funciona de modo correcto.
Teorías conspirativas alrededor de la cinta
Somos conscientes de que la película ha dado mucho que hablar y que son varios los motivos por los que tanta gente piensa que hay una conspiración tras ella.
No vamos a negar que hay ingredientes suficientes como para ello, ya que Sound of Freedom se rodó hace ya cinco años y, desde entonces, ha estado guardada sin que nadie la distribuyera o la exhibiera.
El problema es que la película no nos parece tan poderosa como para levantar de verdad una barrera en contra de su difusión. El tráfico de menores no es un tema nuevo, sino que ya se han hecho otras películas sobre lo mismo.
El caso de Noche de fuego, película que aborda la trata de menores en México, es mucho más directa, cruel y efectiva. Es una película que nos hace pensar sobre este tema e incluso implicarnos emocionalmente.
En cambio, Sound of Freedom es una cinta más edulcorada, en la que sin duda hay momentos duros y escenas para la reflexión, pero a la que se le nota que está pensada y realizada con un objetivo comercial.
Sí, es extraño que suceda esto con una película ya terminada y que ha contado con rostros potentes en su producción, pero tampoco es la única vez que ha sucedido y el análisis no debería ir mucho más allá de lo típico. Pero las idas y venidas de esta cinta, junto con la temática tan delicada que trata han sido el caldo de cultivo perfecto.
Mi conclusión
En síntesís: sea como fuere, Sound of Freedom va a quedarse, seguramente, como uno de esos títulos de culto en los que el valor añadido lo da un contexto que se ha cultivado en redes sociales, foros y demás tecla a tecla.
Si de alguna manera sirve para concienciar, o para que alguien dedique más recursos a luchar contra el tráfico de menores, bienvenido sea.
Por suerte, no es la primera ni será la última. Ah, y ciertamente, tampoco es la mejor. Pero eso ya es una guerra que corresponde a otros campos de batalla.
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