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Unas palabras para Guti

Por Alfredo Monge Chévez. Presidente de Grupo Monge La semana pasada tuve el honor de haber sido comisionado por mi alma…

Por Desde la Columna

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Unas palabras para Guti
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Por Alfredo Monge Chévez. Presidente de Grupo Monge

Francisco de Paula Gutiérrez

La semana pasada tuve el honor de haber sido comisionado por mi alma máter, el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), para dirigir unas palabras en nombre de los egresados, en la misa virtual en honor de nuestro querido profesor y amigo Francisco de Paula Gutiérrez. Quiero compartir con ustedes estas sencillas pero sentidas palabras que redacté, recordando a nuestro apreciado “Guti”.

Esta tarde, dando una caminata con mis 2 pequeños hijos en la playa, estaba tratando de pensar qué puedo decir cuando uno tiene tantas cosas que decir.

¿Debo hablar de Guti como el profesional, el destacado economista que estando al frente del Banco Central de Costa Rica, logró reducir la persistente inflación del país a un dígito, beneficiando con ello a millones de personas, particularmente a los costarricenses más pobres?

¿Debo mencionar la brillante carrera profesional que tuvo en organismos financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial?

¿O su papel extraordinario dirigiendo el Ministerio de Hacienda en una de las situaciones económicas más complejas del país hace 23 años?

Pero pensé que no, que quería enfocarme en Guti el profesor, el mentor, el formador, el amigo… en resumen, esa persona sabia que conocí. Porque ustedes saben que en la vida es más importante tener sabiduría que tener inteligencia. Guti tenía ese raro privilegio de contar con ambas cualidades.

Era ese extraordinario ser humano que, con su gigante estatura, siempre tenía una sonrisa que revelaba una gran jovialidad, que recibía a sus estudiantes con la mayor disposición en su clase, genuinamente interesado en que aprendiéramos de sus enseñanzas.

¿Cómo olvidar su excepcional sentido del humor, que en medio de conferencias en que analizaba temas de gran complejidad, con un comentario ingenioso hacía reír a todo un auditorio? O, por ejemplo, cuando nos invitó a algunos egresados a su casa, nos sentamos en su sala y había un enorme florero en la mesa del centro, y nos dijo: “¿ya vieron el florero? ¿de verdad lo vieron? Ok, entonces ya lo puedo quitar, porque si lo quito sin que lo vean, Patricia me mata”.

Yo conocí a Guti, no personalmente, sino por sus artículos de prensa, desde mi época   universitaria. Recuerdo perfectamente un artículo en particular, titulado “Fines y medios”, en que argumentaba que las instituciones públicas eran medios para lograr objetivos, no fines en sí mismos.

Cuando fue mi profesor, en una clase le mencioné ese artículo de opinión, y lo recordaba perfectamente.

Pues hace un par de meses estaba acomodando papeles antiguos en mi casa, y me encontré con el recorte de periódico que contenía aquel artículo. ¡Lo había guardado desde 1995 y no lo recordaba! Contento, le tomé una foto y se lo mandé a Guti, quien me agradeció el mensaje y me respondió: “qué tirada que 25 años después ese artículo siga teniendo vigencia en nuestro país”.

Eso me recuerda esa extraordinaria cualidad de Guti: a pesar de los títulos en las mejores universidades de Estados Unidos, a pesar de su destacada carrera como economista y de su renombre nacional e internacional, teniéndolo todo para tener un gran ego, por el contrario, era la persona más sencilla y llana que podía existir. Era capaz de recibirme mensajes por celular y respondérmelos, a mí, sólo uno de sus miles de estudiantes. Y a la vez esta anécdota demuestra al visionario, al que 26 años antes ya hablaba en la prensa sobre Reforma del Estado, cuando prácticamente nadie lo hacía en forma seria y directa.

Cuando falleció Abraham Lincoln, quienes lo acompañaban frente a su lecho, dijeron “Ya no nos pertenece a nosotros… le pertenece a la historia”. Permítanme decir que Guti ya no sólo pertenece a su familia, a sus compañeros de facultad, a esta gran hermandad que es el INCAE. También le pertenece a la historia de este país, a las miles, diría millones de personas que sus obras beneficiaron, que sus lecciones, entrevistas y conferencias escucharon, pertenece a toda Costa Rica… a Centroamérica.

La semana pasada el profesor Alberto Trejos nos hacía el símil entre la partida de Guti y un libro hermoso que terminamos de leer. Si me permite Alberto, yo quisiera agregar que yo también tengo un libro, en el que he venido guardando los mejores recuerdos de Guti, el que he formado a través de más de 20 años de conocerlo.

Es un libro igualmente hermoso, y sus páginas están escritas con esa bella caligrafía con la que se escriben las biografías de los grandes sabios, y sobre todo, de aquellos hombres y mujeres ejemplares que conocimos personalmente y cuyas vidas deseamos emular.

Ese libro lo guardaré en mi biblioteca como uno de los más preciados, y estoy seguro que cada uno de los estudiantes de INCAE que lo conocieron también tienen su pequeño libro de Guti guardado… en su corazón y en su alma.

Allí donde viven quienes nos han marcado la vida.

En nombre de los graduados, un abrazo fraternal a doña Patricia, a sus hijos Esteban y Marco, a sus nueras y a sus nietos Camila y Francisco.

 

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