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¡Uy, uy, uy!!.. cuidando con la birrita

Manuel Guisande para El Observador En verano no hay cosa más peligrosa que “una birrita”. Tú te tomas una birrita…

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Tiempo de Lectura: 3 minutos
¡Uy, uy, uy!!.. cuidando con la birrita
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Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

En verano no hay cosa más peligrosa que “una birrita”. Tú te tomas una birrita a las doce de la mañana y lo mismo no ocurre nada, que igual terminas en Tegucigalpa, en Papúa o en Nueva Guinea, se han dado casos tan extraños…

Y en estos no hay edades, porque si pasas de los cincuenta tacos, y como a una birrita le siga otra y a esa una más, entonces lo más normal es que, en medio de la euforia colectiva, haya alguien que diga: “y si compramos algo y comemos en mi casa”.

No te lo pierdas, es decir eso, y como quien no quiere la cosa, se van oyendo voces: “si no molestamos…” o “yo por mí, no tengo nada que hacer”, cuando la realidad es que si fueran sinceros todos dirían a coro: “¡¡Síííííííí!!”.

Un plan de fuga

Como si aquello más que una reunión de amigos en un bar fuera un campo de concentración y quisieran evadirse, se establece un plan de huida en el que cada uno tiene una misión: “pues yo conozco un sitio que venden un vino…” “y yo otro donde venden unas empanadas…” , “pues en este bar el licor café está…”.

Joé con eso que dicen de “dos dedos de frente” o “ya eres mayorcito…” en plan regañina; en segundos todo dios coge los autos, misteriosamente desaparecen y a los 20 minutos llegan a tropel a la casa de quien la ha ofrecido y… ¡¡¡fiestaaa, fiestaaaa, iujuuuuu, fiestaaaaa!!!

Entonces, ya en la casa o chalé, con la nonagésima birrita mezclada con vino, el licor café y una misteriosa bebida que el anfitrión compró en un viaje a Chile, el personal se desmadra.

Bebiendo lo que sea

Siempre ocurre lo mismo, a medida que va pasando el día, unos que dormitan y se despiertan, otros que se despiertan y sigue dormitando, y ya sobre las nueve o diez de la noche… otra vez con la empanada que sobró, lamiendo el resto del licor café y tomando lo que queda de las botellas, que ya puestos te da lo mismo coñac o aguardiente, que anís o colonia Black Opium, y no te tomas el cloro de la piscina porque no lo tienes a mano que si no… con hielo hasta te molaría.

Cuando ya nadie puede más, cuando ya dan casi las dos de la mañana, uno que dice “puef habrá que cofger un tafxi”, y otro que le responde “paraf qué quieref un tafxi si estás enf tu casa…”

¿Y es malo esto?, ¿es perjudicial lo de “una birrita”? Pues depende, si lo haces casi todos los días, bueno no es; pero de vez en cuando, pues está muy bien, es una forma de liberar tensiones y de darle una alegría al cuerpo y a la mente.

Una birrita de vez en cuando está genial porque… ¿Qué?, no, que he dicho birrita, que canita es otra cosa alma de dios. Siempre con lo misma, digo, mismo.


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Manuel Guisande