Blog
Tannia Moya para El Observador
Como todos sabemos, los agüizotes de fin de año son una serie de acciones y creencias que se realizan para atraer la buena suerte, la prosperidad y que el próximo año sea mejor.
El historiador tico Dionisio Cabal explicaba que los agüizotes fueron prácticas traídos por los españoles durante el periodo de la conquista. Y estos consisten en una mezcla de superstición, creencia y magia.
El año pasado la empresa de investigación de mercados Unimer realizó una consulta a los costarricenses sobre el tema y constató que la mayoría de los consultados los conocían y también practicaban algunos.
Algunos resultados
Por ejemplo, casi la mitad dijo que comían 12 uvas el día 31 de diciembre a la medianoche, con el fin de atraer la suerte durante el siguiente año.
Por otra parte, un 43% busca la Santa Lucía, una flor moradita que surge en esta época, entiendo que en clima frío.
Algunos acostumbran tomar un poquito de flores, las amarran con un hilo rojo y las entregan a sus seres queridos durante el mes de enero. Esto para que no falte el dinero durante el año. Debe colocarse en la billetera.
Personalmente esta tradición de la Santa Lucía la practico, porque fue una tradición que nos enseñó nuestra madre. Pero, además, me parece que es un lindo gesto, ya que se trata de un deseo de prosperidad a nuestros seres queridos.
Otros agüizotes mencionados por la tercera parte de los entrevistados fueron:
- Ponerse alguna prenda amarilla o roja ya sea el 31 de diciembre o el 1 de enero para atraer suerte y dar el último día del año
- Una vuelta a la cuadra del barrio con una maleta en la mano para atraer viajes.
Como decía el año pasado, independientemente de que creamos o no en agüizotes, se ha comprobado que los “rituales navideños” (fiestas, entrega de regalos, cenas en familia, creencias de fin de año, etc) son un poderoso indicador de identidad y pertenencia de grupo.
Pero además son la receta perfecta para la armonía familiar.
Blog
