Desde la columna

Apertura comercial: lo que ya hicimos y lo que nos falta por hacer

Por Enrique Egloff, Presidente Ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR). Costa Rica es una economía pequeña…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Apertura comercial: lo que ya hicimos y lo que nos falta por hacer
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Por Enrique Egloff, Presidente Ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR).

Costa Rica es una economía pequeña y abierta al mundo que ha elegido la diversificación de las exportaciones y la atracción de inversión extranjera directa como modelo de desarrollo económico. El inicio de esta política de apertura comercial tuvo lugar hace más de cuarenta años, con la incursión en procesos de desgravación arancelaria unilateral, y, posteriormente, con la ratificación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1990. Posteriormente, en 1995 el país suscribió su primer Tratado de Libre Comercio (TLC), un acuerdo bilateral con México.

El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA-DR) ha considerado un punto de inflexión en el proceso de apertura comercial en Costa Rica no solo por el proceso que se desarrolló en torno a su ratificación con fuertes posiciones polarizantes, sino en virtud del impacto que tuvo esta decisión nacional en la modernización del marco normativo nacional. La legislación que el país debió aprobar como parte de los compromisos adquiridos tuvo gran valor e impacto en diversos ámbitos nacionales, mucho más allá de la apertura comercial. Los beneficios del conjunto de leyes que acompañaron este proceso son desde entonces parte de nuestra cotidianidad, los incorporamos a nuestra realidad casi de manera intrínseca y a veces olvidamos que fueron grandes victorias.

Costa Rica cuenta con 16 TLCs vigentes que permiten acceso preferencial de los productos que exportamos a los mercados de más de 57 socios comerciales, correspondientes al 67% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. La plataforma de comercio exterior con la que cuenta el país da acceso a un tercio de la población mundial y a dos tercios del PIB Global. Adicionalmente los TLCs vigentes abarcan el 93% de las exportaciones y el 83% de las importaciones de bienes.

Lo que ya hicimos

El CAFTA-DR es una pieza estratégica en el engranaje de apertura comercial, ya que Estados Unidos es el principal socio comercial de Costa Rica. El comercio entre ambos países representó más de diez mil millones de dólares solo en el año 2020. Para el año 2021 las exportaciones a este país representaron más de un cuarenta por ciento de las exportaciones totales del país, y entre 2017 y 2021 las exportaciones a Estados Unidos mantuvieron una tendencia de aumento de un 9%, dos puntos más alto que las exportaciones totales de Costa Rica. Adicionalmente, Estados Unidos continúa siendo la principal fuente de inversión en el país.

Este proceso hacia la internacionalización del país ha permitido diversificar la matriz de exportación,elemento que ha sido identificado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como estratégico para sobrellevar el embate de la crisis derivada de la pandemia sanitaria que afecta aún tanto a Costa Rica como al mundo entero. También permitió construir un país cada vez más atractivo para la inversión extranjera. Para 2021 las exportaciones totales del país representaron un 38% del Producto Interno Bruto (PIB); con lo cual el país por tercer año mantuvo una balanza superavitaria, es decir las exportaciones fueron mayores que las importaciones.

Tal como lo destaco anteriormente, con el CAFTA-DR vino también la aprobación de un robusto paquete normativo enfocado en la promoción de la transparencia, el avance en la construcción de un ambiente seguro para la inversión, la eliminación de monopolios estatales en materia de seguros y telecomunicaciones, el avance en la protección de la propiedad, para mencionar tan solo algunos de estos hitos de la historia patria. Este avance ha permitido generar una noción de irretroactividad del camino recorrido; al ser los logros tan claros el costo de caminar hacia atrás se percibe con mayor facilidad. El paso que dimos aquel octubre de 2007 nos obliga a ser críticos del presente y poner la mirada siempre al futuro; mejorar y no retroceder ha sido un gran aporte del CAFTA-DR.

Lo que falta por hacer

Costa Rica acertadamente ha enfocado la ruta hacia el crecimiento económico a partir de la apertura comercial, la diversificación productiva y la atracción de la inversión. Pero la apertura comercial debe ser complementada con acciones tendientes a facilitar el comercio para lograr aumentar el crecimiento económico y la competitividad. Según un estudio realizado en 2015 por la Organización Mundial del Comercio (OMC), los costos del comercio pueden llegar a representar el equivalente a un arancel ad valoremdel 134% en los países de altos ingresos y del 219% en los países en desarrollo. Es por esto que la reducción de los plazos y los costos para comerciar resulta estratégica para la competitividad del país.

Por ello, es imperativo abordar los costos innecesarios al comercio. Por ejemplo, en 2020 la OMC identificó que en una sola transacción aduanera pueden mediar hasta 30 partes diferentes, 40 documentos, y 200 elementos de datos, de los cuales, al menos 30 de ellos se repiten un mínimo de 30 veces. Asimismo, en la realización de los controles fronterizos, las autoridades pueden requerir que los operadores de comercio vuelvan a digitar en diferentes sistemas hasta el 70% de los datos proporcionados.

Aún nos queda mucho trabajo por hacer. Los Tratados de Libre Comercio tanto bilaterales como multilaterales son una herramienta útil sin duda, pero deben implementarse dentro de un engranaje de políticas públicas claras, coherentes, acordes con la realidad y articuladas con el sector privado.

La apertura comercial requiere de procesos complementarios de fortalecimiento del sector productivo nacional, la eliminación de trabas para la producción, la celeridad en la atención de trámites administrativos, licencias, registros y demás gestiones que requieren las empresas de manera permanente para poder funcionar, abordar la brecha educativa y la necesidad de compatibilizar la oferta académica tanto técnica como profesional con las necesidades del contexto en el que vivimos. La competitividad y productividad del país requiere un sistema tributario ágil, eficiente y consciente del rol estratégico del sector productivo para la economía nacional. Requiere además de una hoja de ruta clara para modernizar nuestros puertos, aeropuertos y pasos de frontera y trabajar en la infraestructura vial.

Es indispensable avanzar de manera clara y determinante en el campo de facilitación del comercio, un área transversal que debe permear los diálogos público-privados.

Trabajar en la facilitación del comercio implica, en un sentido más restrictivo avanzar en la implementación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC, complemento indispensable para la apertura comercial y el crecimiento económico en general. Esto significa avanzar en la simplificación, eficiencia y eficacia de los trámites, es decir, optimización de todos los trámites y procedimientos, lo que abarca su digitalización y la correspondiente eliminación del papel, la coordinación efectiva para aplicar controles de manera que se ahorre tiempo y dinero por parte del estado y sus entidades de control, la implementación de una gestión integral de riesgo, entre otros aspectos de vital importancia vinculados al comercio exterior.

Debemos trabajar en áreas estratégicas e impostergables, que desde un enfoque amplio también son parte de un enfoque de facilitación de comercio y fortalecimiento de la competitividad. Debemos avanzar de manera urgente en la modernización de la infraestructura tanto fronteriza como vial, reducción de costos de producción que hagan al país competitivo, mejorar la oferta educativa, trabajar en la optimización de trámites y procedimientos, agilizar el trámite de registros sanitarios, diversificación y accesibilidad energética con tarifas competitivas, por mencionar algunos aspectos de nuestra lista de pendientes.

Debemos recordar que, tal como ha señalado la OCDE, la facilitación del comercio permite aumentar el bienestar y beneficia de manera particular a los países en desarrollo y a las economías emergentes. Asimismo, necesitamos tener un impacto proporcionalmente mayor para las pequeñas y medianas empresas, incorporar un enfoque de facilitación del comercio que genere inclusividad en el crecimiento económico. Y como todo proceso de mejora continua, trabajar desde un enfoque de facilitación del comercio, si lo hacemos bien, será siempre un proceso inconcluso, en el que cada meta alcanzada es el punto de partida para asumir un nuevo reto.