Tomás Gómez
La detección del xileno como causa de la contaminación en el agua de la capital abrió una serie de interrogantes sobre qué es esa sustancia, dónde se utiliza y qué vínculo tiene con las drogas modernas.
En términos generales destaca, en primer lugar, que se trata de una de las sustancias químicas más producidas del mundo y con multiplicidad de alcances.
Roberto Urcuyo, uno de los líderes de la investigación desde la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó que es un producto de alto uso y con alcances en las más diversas industrias.
Aunque evitó alusiones a ejemplos concretos, para no generar vinculaciones en medio del escenario actual, sí dijo que incluso en una actividad doméstica puede estar presente.
“Es parte del thinner que usamos comunmente. Cuando yo le digo thinner o le digo que se usa en fábricas de cuero o se eso se puede ir dando cuenta de qué tan común es este disolvente”, afirmó.
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Consultado por el tema de la industria del fentanilo, amplió que puede ser uno de los escenarios donde es útil.
“Es un excelente disolvente, por eso se usa en tantas aplicaciones”, anotó.
“Es tan buen disolvente que se puede utilizar para todas las aplicaciones”, indicó. Cerró indicando que “es uno de los posibles usos”.
Un tema internacional
Con la crisis de los opioides y otras drogas que han generado afectación social sobre todo en los países más desarrollados, se ha puesto un ojo también en los insumos de producción, también conocidos como los precursores.
Es ahí donde diversas publicaciones internacionales han hablado del poder de los xilenos.
El año pasado, por ejemplo, Guatemala decomisó 240 estañones del material, con altos indicios de estar vinculado al negocio de producción de fentanilo.
El hallazgo había dado además luces de qué tan amplia es la industria
“Los contenedores no eran provenientes de China, sino que arribaron a Guatemala a bordo de un buque que partió de Turquía, y cuya ruta de paso fue por Francia y Colombia”, detalló el portal Infobae.
De acuerdo con las informaciones, ese decomiso fue otra señal que indica la presunta relación entre los cárteles mexicanos y operadores guatemaltecos para traficar precursores de fentanilo.
Lo que se indica es que Guatemala se habría convertido en un territorio de paso usado por el Cártel de Sinaloa para abastecerse de sustancias requeridas para la fabricación de los opioides, según reportes del periodista Ángel Hernández publicados en Milenio.
Los hallazgos de la UCR
En los procesos de la UCR intervinieron el Centro de Investigación en Electroquímica y Energía Química
(Celeq), el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA), el Centro de Investigación en Productos Naturales (Ciprona) y el Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (Cicima).
Los hallazgos abarcan los tres tipos de xilenos que existen: el meta-xileno, el orto-xileno y el para-xileno.
Según los expertos, el trabajo tuvo desafíos como empezar tarde la toma de muestras o el propio comportamiento de los cuerpos de agua. A eso se suma la volatilidad de la sustancia, que permanece de 1 a 6 días en el ambiente.
Con los hallazgos se afirma que la cantidad está en el nivel “no detectable”. El color y el sabor que todavía son percibidos por la población afectada se han mantenido producto de los remanentes en las tuberías
de estos compuestos químicos.
“Que sean xilenos explica el color (transparente) y que se perciba un olor ‘dulce’. Debido a que ya pasaron muchos días y a la poca presencia de este material, es muy difícil rastrear con qué otras substancias podrían venir acompañados, pues normalmente los xilenos se venden en el mercado con ciertas impurezas”, afirmó el investigador Roberto Urcuyo.
Se suma que se trata de un producto no cancerígeno. Eso sí, podría generar molestias en piel y vías respiratorias; además de vómitos o diarreas si se llega a ingerir.
Dado que no se puede determinar el momento o la cantidad del vertido, aún hay que esperar para confirmar que la sustancia haya desaparecida.
“No conocemos de cuanto pudo haber sido la contaminación en este caso. Pero la sustancia se mantiene en la parte superficial hasta que se evapora por completo”, indicó el regente químico de la UCR, Ariel Alfaro.
“Al ser biodegradable, la evaporación en ríos puede tardar entre uno y seis días en condiciones normales, pero en este caso cabe la posibilidad de que el producto se haya depositado en sedimentos, lo que puede prolongar su permanencia por varias semanas”, sumó.
