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La sociedad de la nieve: llegará al corazón de la mayoría

Popcorn506 para El Observador Hay quien dice que la realidad supera a la ficción. Eso pensamos muchos cuando escuchamos las…

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La sociedad de la nieve: llegará al corazón de la mayoría
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Popcorn506 para El Observador

Hay quien dice que la realidad supera a la ficción. Eso pensamos muchos cuando escuchamos las noticias del 11S, con los aviones derribando los rascacielos más emblemáticos de Estados Unidos.

Al escuchar esa frase, nos vienen a la mente películas sobre guerras, catástrofes o desdichas y es verdad. Qué difícil es imaginar algo así en plan realista. Nadie pensaba que una cosa semejante pudiera suceder.

La película que nos reúne hoy no sirve como ejemplo para esto. Al menos, no como un ejemplo exacto. La catástrofe que aquí se cuenta, un accidente aéreo, es lo suficientemente habitual como para que todos lo tengamos presente y hayamos leído, cada cierto año, sobre algún accidente parecido.

Pero la historia de sus protagonistas sí es algo excepcional, es algo difícil de imaginar en plan realista. Nadie podría imaginar que una cosa semejante pudiera suceder.

Los protagonistas reales de La sociedad de la nieve superan a los protagonistas de cualquier ficción. Porque, seamos serios, nadie que se proponga escribir y describir unos héroes es capaz de imaginar y retratar semejante valentía.

La sociedad de la nieve

Bayona en su salsa

 No es ningún secreto que Bayona es un director con un talento más que solvente para grandes producciones de este estilo.

Lleva ya unas cuantas, en su mochila, aunque a la mayoría le vendrá a la mente la más similar temáticamente a La sociedad de la nieve, que es lo imposible. Y sí, para comparar en el sentido de efectismo cinematográfico, son más que comparables.

Salvan las diferencias estilísticas, la distancia temporal y la veteranía que se le asume a Bayona después de once años. Aquí no estamos ante un producto tan dirigido al público de Hollywood.

Es más, estamos casi seguros de que habría cambiado algún aspecto en cuanto al montaje, el ritmo o la duración de haber producido esto hace una década. Pero son los tiempos que son y hay cosas que parecen previstas –acertadamente– para una pantalla doméstica.

La sociedad de la nieve

 

La película funciona a la perfección

En cualquier caso, aquí hay muchas cosas que funcionan muy bien en términos visuales. Y no solo hablamos de los cortes o de la fotografía, sino que entendemos y compartimos la elección de unos planos muy cercanos, íntimos, con una luz tan polarizada como la que todos recordaríamos después de dos meses en los Andes.

Es que nosotros también pensaríamos en esos colores y tonalidades. Son tan blancos y puros como negros y crueles. Son los que son. Son los extremos a los que nos llevan esas situaciones que la ficción solo es capaz de imaginar cuando hay una realidad vigente.

Es un mérito que le concedemos a Bayona, porque creemos, estamos casi seguros, de que nunca ha estado setenta y dos días perdido en los Andes tras un accidente de avión.

La sociedad de la nieve

Y actores que bailan bien

 Esto es un cumplido, nunca una crítica, pero sobre un director puede sonar peor que sobre un actor. Porque, obviamente, tampoco imagino a ninguno de los aquí protagonistas en una situación como la que están interpretando.

Y lo retratan de maravilla. Ah, de maravilla, y no son actores famosos. Mejor entonces, porque nos lo creemos más. Porque no hacemos el esfuerzo de distanciar un rostro conocido de una experiencia extraordinaria. Nos resulta la película, la historia, más creíble. Y el resultado es ¡Bien!

La sociedad de la nieve

Y seamos conscientes

A veces, el cine cuenta historias. Y cuando las historias son buenas, hay veces que las películas son buenas. Y cuando las películas son buenas, hay veces que llegan al corazón del público. Esto es lo que hay que asumir aquí.

Bayona hace muy buen su trabajo y nos logra mantener durante más de dos horas enchufados a la pantalla para ver algo cuyo desenlace ya conocemos. Un desenlace emocionante y una historia que merece no olvidarse. Una película que vale la pena ver y que, probablemente, llegará al corazón de la mayoría.

Popcorn506