Entrevista

Estudio de la genética del coronavirus también avanza en Costa Rica

Realizar las pruebas a los casos sospechosos por COVID-19 en el país, es solo una pieza dentro del rompecabezas que…

Por Elizabeth Rodríguez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Estudio de la genética del coronavirus también avanza en Costa Rica
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Realizar las pruebas a los casos sospechosos por COVID-19 en el país, es solo una pieza dentro del rompecabezas que implica toda la investigación de una nueva pandemia.

Un estudio de la información genética del virus es esencial para entender cómo se comporta en el cuerpo de un ser humano y también para encontrar una pronta y posible solución.

Para ello, en Costa Rica se genera un movimiento interinstitucional, conformado por muchos profesionales, de ciencia, tecnología y salud, para analizar el genoma del coronavirus que tiene de rodillas al país y al mundo.

Allan Orozco es uno de ellos, es especialista en Bioinformática y Medicina Genómica. Es el coordinador de la Red Nacional de Secuenciación Genómica, y es miembro del Consejo de Bioinformática Clínica (CTBC) del Ministerio de Salud.

El Consejo se compone de instituciones como las universidades de Costa Rica (UCR), Nacional (UNA), Tecnológico de Costa Rica (TEC), Estatal a Distancia (UNED), así como el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), el Laboratorio Nacional de Nanotecnología (Cenat/Lanotec), el clúster de biotecnología CrBiomed y el Hospital Nacional de Niños (HNN).

El especialista explicó que todos los organismos tienen un genoma, el conjunto de la información genética. En la mayoría, incluido el humano, este genoma se conforma por cuatro letras: A, T, C, G, basado en el ácido desoxirribonucleico (ADN) molecular.

Algunos virus patógenos, como el de la gripe o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), tienen un genoma basado en el ácido ribonucleico (ARN), y no en el ADN.

“Si se comparan los dos genomas – ARN y ADN -, esto establece un pequeño cambio. Y ese cambio, está basado en solamente una letra del genoma. En vez de la T, presenta una U, formando esta combinación: A, U, C, G”, detalló Orozco.

El SARS-CoV2, virus del síndrome respiratorio agudo grave que causa COVID-19, tiene un manual genético de instrucciones, que se lee literalmente así:

GCAGUAUAAACAAUAAUA

“Es como leer siete páginas, sin párrafos ni divisiones, con esa secuencia de caracteres para entender cómo está conformada la genética del virus”, agregó Orozco.

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La genética del coronavirus

En términos comparativos, el genoma humano tiene 3.000 millones de letras, o caracteres genéticos de ADN; y el genoma del COVID-19 tiene 30.000 letras de ARN.

El coronavirus actual es relativamente grande comparado por ejemplo con el virus del Ébola, que posee 19.000 letras, o el VIH que tiene 10.000 letras.

“Para leer estas secuencias de caracteres genéticos, se necesita de secuenciadores de nueva generación (NGS, por sus siglas en inglés). Sin embargo, leen pequeños fragmentos de la información, que luego se unen como si fuera un rompecabezas, y llegan a tener una visualización de la imagen total del virus”, explicó el especialista en bioinformática a El Observador.

Los coronavirus (CoV): son una amplia familia de virus que causan desde el resfriado hasta algo más grave, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV).

Tipos: existen cuatro coronavirus humanos: HCoV-229E, HCoV-NL63, HCoV-HKU1 y HCoV-OC43, además de otros dos coronavirus que causan infección entre animales y humanos: MERS-CoV y SARS-CoV. Estos son diferentes al COVID-19.

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Características del COVID-19

El Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) lidera el análisis de pruebas por COVID-19 en el país. (Ministerio de Salud)

Al utilizar herramientas informáticas y de comparación entre un genoma y otro, se logró establecer que el coronavirus, o SARS-CoV2, tiene una similitud del 80% con el SARS-CoV1, el síndrome respiratorio agudo grave, que también se originó en China y se transmitió a través de un mamífero llamado civeta.

“Esto quiere decir que se comparan los textos genéticos de cada virus, letra por letra, como el famoso juego de la infancia: encuentre las diferencias. A veces son mínimas pero son suficientes para que el comportamiento del virus sea completamente diferente”, detalló el experto.

Se han determinado dos tipos de cepas, la L que es mucho más agresiva y produce el 70% de los casos, y la S que produce el 30% de los casos y es más leve.

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Posibles soluciones: presión al virus

Científicos costarricenses están aportando a la investigación del genoma del nuevo coronavirus que tiene paralizado al mundo. (Archivo)

Cada día las autoridades de salud costarricenses ruegan mantener el distanciamiento social para evitar una propagación masiva.

Según Orozco el distanciamiento social provoca una presión selectiva en el virus, inclusive hasta para volverse menos agresivo. Es probable que después se comporte igual que una gripe estacional, ya que no puede brincar de un elemento a otro y se ve restringido en su mutación.

La acción de determinar el genoma permitirá caracterizar mejor el virus, y establecer su evolución en las muestras de los pacientes. Este respaldo de evidencia le daría opciones a las autoridades, para de una manera más precisa conocer el movimiento del virus.

Además genera información clave para la salud pública, ya que se contará con una plataforma que permite compartir las secuencias genómicas y conocer las rutas de transmisión del virus y sus mutaciones.

“Una vez obtenidas las secuencias del genoma del coronavirus que está circulando en Costa Rica, debemos adicionalmente preparar la cuenta para subir las tecnologías a sistemas internacionales. Así podremos seguir su monitoreo en red a nivel nacional”, concluyó el especialista.

“Un virus es simplemente una mala noticia envuelta en proteínas”, escribieron los biólogos Jean y Peter Medawar en 1977, como recordó el New York Times esta semana.

En enero, científicos comenzaron a descifrar el genoma del SARS-CoV-2, que apareció en Wuhan, China, en un mercado con animales, y en menos de dos meses postró a la humanidad. A partir de miles de muestras, investigadores -incluidos los ticos- corren por entender el mapa del virus, desarrollar curas y ayudar a levantarnos.

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