Hermes Solano
Yendry Vázquez no ha querido perderse un solo instante en el juicio que se sigue contra Nelson Sánchez Ureña por la muerte de su hija Allison Bonilla.
Ella fue testigo el pasado lunes y, desde el martes, ha estado sentada en primera fila de la Sala de Juicios 1 de los Tribunales de Justicia en Cartago.
Sin embargo, los dos últimos días han sido muy difíciles para ella al escuchar los relatos de los investigadores del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Tanto el miércoles como este jueves se sentaron en el estrado los encargados de llevar la investigación desde el día de la desaparición, el 4 de marzo de 2020, y hasta el día en el que se encontraron los restos óseos de la joven el 28 de setiembre.
Recordar con dolor
Doña Yendry no ha podido esconder sus lágrimas de dolor al escuchar y recordar todo lo vivido en ese tiempo y lo que pudo haber vivido su hija, asesinada cuando apenas tenía 18 años.
Por recomendación del Ministerio Público y de su abogado Rodrigo Araya ella no puede dar declaraciones a la prensa hasta el día que se dé el por tanto del juicio contra Sukia.
Según su abogado Rodrigo Araya hubo recomendaciones de una psicóloga para que doña Yendry no asistiera al debate, pero ella tomó la decisión de estar presente y se le respeta.
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Duro recuerdo
Este jueves la madre de la joven no pudo resistir las lágrimas cuando la investigadora Beatriz González habló sobre el rastro de sangre encontrado en el vehículo BMW propiedad del sospechoso.
Pero el momento más difícil de la jornada fue cuando se relataron los hechos de búsqueda en el botadero clandestino ubicado en San Jerónino de Cachí, donde fueron encontrados los restos óseos de la joven.
“Se localizaron extremidades superiores, costillas, vértebras, fosas iliacas, fémur, tibia y peroné. Además, una de las extremidades inferiores, el fémur y la tibia aún se encontraban unidos por un cartílago”, dijo la investigadora.
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“Entre estos huesos se observó un trozo de tela que pudo haber sido parte del pantalón que utilizaba la persona desaparecida”, añadió.
En ese momento la madre no pudo contenerse por lo que la jueza que preside el Tribunal decretó un receso de 10 minutos. Minutos antes había pedido que le llevaran agua a la mujer.
Tras ese receso, doña Yendry, quien estaba en el juicio con dos familiares, logró tranquilizarse y volvió a su sitio en la sala de juicios para completar la audiencia.
Doña Yendry Vázquez siendo consolada por familiares.
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Sin contacto
El sitio donde se sienta la madre de la joven asesinada queda diagonal donde está el imputado, pero muy pocas veces lo vuelve a ver.
El lunes, cuando le tocó declarar, tanto el Ministerio Público como el abogado de la familia solicitaron que Sukia se colocara en una sala adjunta al Tribunal para que doña Yendry no tuviera contacto con él.
Pero luego de ese día los separan unos 20 metros de distancia, aunque es poco o nulo el contacto visual entre ambos.
Nelson Sánchez llega a la sala con la cabeza abajo, se sienta en su sitio y con la capucha puesta de el suéter casi que se aisla de lo que pasa en el debate.
El miércoles por la mañana pasó con una hoja y un marcador, al parecer escribiendo o dibujando. Este jueves no tuvo esa posibilidad, pero su mirada estaba puesta en los jueces y no en la investigadora del OIJ.
El juicio concluyó este jueves y se reanudará hasta el martes 27 de julio. Este viernes no se programó audiencia y el lunes es feriado por el 25 de julio.
