Desde la columna

Los retos de Osael Maroto al frente de la Federación de Fútbol

El próximo 1.° de setiembre se marcará un hito en la historia del fútbol costarricense. Será el adiós para una…

Por Harold Leandro

Tiempo de Lectura: 6 minutos
Los retos de Osael Maroto al frente de la Federación de Fútbol
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

El próximo 1.° de setiembre se marcará un hito en la historia del fútbol costarricense. Será el adiós para una forma de dirigir la Fedefútbol y el inicio de un nuevo modelo que despierta inquietudes, dudas e ilusiones en el ambiente futbolero.

Osael Maroto llegará a la máxima silla federativa gracias al desgaste que sufrió su antecesor, Rodolfo Villalobos.

OBSERVE MÁS: Osael Maroto es el virtual presidente de la Federación de Fútbol, solo su fórmula fue inscrita

Maroto, quien maneja un bajo perfil mediático, promete un espíritu de unión con el objetivo de enderezar el timón de un barco que va a la deriva, pero deberá enfrentar varios retos, algunos titánicos, muchos administrativos, otros de “muñequeo” políticos y no poco de paciencia y audacia.

Para empezar, debe resolver cuanto antes la grave crisis deportiva y de credibilidad que hoy se enseñorea en la Selección Nacional. Este dato no es menor, pues la Tricolor es el único elemento que le brinda coherencia al fútbol tico y es la razón de ser de la Federación.

OBSERVE MÁS: Estaba presupuestado: Costa Rica pierde 2-0 con México y queda fuera de la Copa de Oro

Otro elemento a valorar es que el equipo de Osael es heterogéneo y con diferentes capacidades de trabajo, intereses y visión a futuro.

OBSERVE MÁS: Análisis | Dirigencia del fútbol tico tendrá un remezón si Osael Maroto llega a la Presidencia de la Federación

Algunos lucharán a muerte por defender el beneficio de su respectiva liga, no pocos querrán seguir utilizando la Fedefútbol para viajar por todo el mundo, tampoco faltará el que vea el puesto como un escabel hacia posiciones en Uncaf, Concacaf e, incluso, FIFA.

Osael topó con suerte

El rechazo que despertó la errática segunda administración de Rodolfo Villalobos propició un momento poco frecuente en el fútbol criollo: todas las fuerzas se unieron para construir un cambio.

Pero esta situación de paz, sosiego, hermandad y complicidad que reina hoy en casi todas las ligas y equipos de Primera División no es duradera ni un cheque en blanco. Más temprano que tarde volverán las escaramuzas en el seno federativo.

Pronto se verá que esa unanimidad con la que se elegirá a Maroto el 25 de agosto desaparecerá y volverá la lucha por los intereses personales, de liga y de equipo, instancias que sufren una especie de irredentismo futbolístico.

A partir de ese momento se verá de qué material está hecha la administración de Maroto. En esa correlación de fuerzas, su apoyo fundamental será aquellos que él personalmente llevó a la Federación: Leonardo Vargas (Cartaginés), Jafet Soto (Herediano) y Jorge Hidalgo (Fútbol Aficionado).

Será importante mantener como aliado a Juan Carlos Rojas (Saprissa), que seguirá en el Ejecutivo, y a uno que recién llega, Joseph Joseph, quien representa a Alajuelense, un equipo que tradicionalmente no se mete en la Fedefútbol.

La tesorera Silvia Bolaños (Puntarenas), única mujer en el grupo, será otro puntal para Maroto, pues para ella representa la mejor jugada.

Liga de la discordia

El estira y encoge será con la liga que siempre ha sido motivo de discordia: La Segunda División. De los cinco cupos que tiene en la actualidad, retendrá tres en el próximo Ejecutivo: Sergio Hidalgo (vicepresidente 1), Alexánder Chacón y Eladio Carranza (directores).

Históricamente, esta liga ha pretendido tener gran injerencia en la Fedefútbol y sus dirigentes siempre han luchado por satisfacer sus objetivos personales.

Por eso extraña que Maroto haya aceptado que se le dieran tres puestos a esta liga y que se mantengan esos tres dirigentes, quienes han hecho carrera en el fútbol y muy pocos aportes.

Finalmente, está Jenny Jessenia González, quien llegó al Ejecutivo producto de una ácida negociación para que el Fútbol Femenino tuviera representación.

El presidente de esa liga, Víctor Hugo Alfaro, quería continuar en la cúpula, pero el haber sido el escudero de Villalobos se ganó la animadversión de todo el colectivo, razón por la cual el grupo de Maroto lo excluyó de la papeleta.

Pero Alfaro no estaba dispuesto a perder su cuota de poder y a sus viajes (74 en cuatro años) y amenazó con llevar el proceso electoral a instancias legales, algo que acarrearía sanciones por parte de FIFA, pues esa transnacional no acepta la injerencia del poder estatal en el fútbol.

OBSERVE MÁS: Ley de paridad de género amenazaría la llegada de Osael Maroto a la Federación de Fútbol

En ese contexto, Maroto se vio obligado a negociar, pero con una condición: Alfaro no podía continuar en el Ejecutivo. Entonces, se ensayó una solución de compromiso.

La liga de Fútbol Femenino tendría un cupo, pero no sería para Alfaro, a quien se le concedió el derecho a designar a su representante. Fue así como se conoció el nombre de Jenny Jessenia González, de quien solo se sabe que es dirigente de liga menor en Guanacaste.

Obviamente será los ojos y las orejas de Alfaro en la Federación y acatará las líneas que lance el todo poderoso líder del fútbol femenino, quien acumula más de 20 años al frente de esa liga.

Herencia de Rodolfo Villalobos

A rey muerto, rey puesto. Maroto sucederá a Rodolfo Villalobos, quien durante ocho años dirigió la Fedefútbol a su gusto y antojo.

Villalobos llegó a la presidencia el 22 de agosto del 2015, fue reelecto el 24 de agosto del 2019 y terminará su carrera en la Federación el 1.° de setiembre del 2023.

Desde su reelección y gracias al apoyo de la Segunda División (liga a la que le dio cinco de los 11 puestos del Ejecutivo) montó una estructura según la cual nada se movía en la Federación sin su autorización.

OBSERVE MÁS: Análisis | El fútbol costarricense sumido en el caos con un Presidente de la Fedefútbol ausente

También contó con el apoyo irrestricto del exfiscal William Sequeira, quien evitaba investigar todas las denuncias y cuando no le quedaba otro camino, concluía -meses después y sin hacer mayor investigación- que no se encontraron pruebas y que se archivaba el caso. Esto era conocido como “el machote Sequeira”.

Para cimentar su dominio, Villalobos impuso el “secretismo” en la Federación. Esto es, un sistema mediante el cual se obstruía toda posibilidad de transparencia en los asuntos federativos.

Precisamente por ello fue que la única mujer en el Ejecutivo renunció: Marjorie Sibaja -quien provenía de Alajuelense- dimitió el 7 de setiembre del 2020 (un año después de ser electa) al aducir falta de transparencia por parte de Villalobos.

OBSERVE MÁS: Marjorie Sibaja deja puestos en Fedefutbol y comité organizador del Mundial Femenino

Premios y castigos

Un puntal de este esquema es el manejo de la información. Villalobos comprendió muy bien el papel de la prensa y por ello cerró todos los portillos para que los comunicadores no tuvieran acceso a ella.

Solo se aceptaban consultas por correo electrónico. Si eran “incómodas”, pocas veces se contestaban o se hacía con evasivas. El Proyecto Gol, sede de la Fedefútbol, se convirtió en un sitio hostil para los periodistas.

En las conferencias de prensa se prohibió la repregunta y solo se acepta una consulta por medio.

Pero lo más destacable es el sistema de premios y castigos que impuso Villalobos. A los comunicadores críticos a su gestión se les negaba información y acreditación para partidos de la Selección Nacional en Costa Rica. Para estos comunicadores, una entrevista era siempre una quimera.

En cambio, para los periodistas “amigos” había carta blanca, lo que incluye entrevistas exclusivas en aeropuertos internacionales, información privilegiada y acceso total.

OBSERVE MÁS: La pobreza del periodismo deportivo costarricense

Villalobos se puede jactar del éxito alcanzado en la clasificación de la selección mayor a los mundiales, pues se participó en Brasil 2014 (cuando él era tesorero), Rusia 2018 y Catar 2022 (ya como jerarca).

Esto deparó millones de dólares que inyectó un enorme capital al fútbol tico, un pilar que fortaleció el poder de Villalobos, pues para los dirigentes ticos lo fundamental es el ingreso de dinero, aunque la base ande de mal en peor.

Por ello no se ahondó, por ejemplo, en el fallido fogueo con Irak, la relación entre el colombiano Ricardo Pachón, agente del exseleccionador Suárez, con los fogueos de la Tricolor y las gravísimas cláusulas de rescisión de contrato con el adiestrador.

OBSERVE MÁS: Federación de Costa Rica deberá pagar ¢212,4 millones a Iraq por fallido fogueo

OBSERVE MÁS: Fedefútbol no investigará fallido partido de la Sele con Iraq; comité acuerda no negociar más amistosos con empresa Eurodata

¿Cómo será el futuro?

La pregunta que se impone es: ¿Mantendrá este esquema Osael Maroto en la Fedefútbol?

Es prematuro vislumbrar una respuesta, pues el futuro presidente es un “outsider”, aún no da una sola conferencia de prensa y los pocos dirigentes que lo han tratado, afirman que es poca la relación como para tener un perfil.

Solo se sabe que es presidente del equipo de Primera División, Sporting, y que fue dueño -junto a un hermano- de la empresa Mayca, dedicada al comercio de alimentos, que luego vendió a la estadounidense Sysco Food Service, operación que representó -al parecer- mucho dinero.

Algunos cercanos indican que una vez llegue a la Federación, implementará todos los procesos organizacionales de las más exitosas empresas comerciales, especialmente las estadounidenses.

Entonces, Maroto podría profundizar la corriente economicista de Villalobos y someter todo el fútbol tico al esquema de monetización, algo muy a tono tanto con las corrientes políticas imperantes como con las directrices que emanan de FIFA bajo la conducción del suizo Giovanni Gianni Infantino, gran amigo y defensor de Villalobos.

De ser así, es posible que la Sele se clasifique para el Mundial 2026 (algo no muy complicado porque Estados Unidos, México y Canadá, por ser locales, no estarán en la eliminatoria), lo que deparará millones de dólares, pero si no se atienden los graves problemas del fútbol criollo como las ligas menores, la estructura de poder, la cantidad de equipos en Primera División, la falta de transparencia y la formación de entrenadores, poco halagüeño será su futuro.